El espíritu del capitalismo
Con los ojos bien abiertos, con su pobreza ancestral, el hombre mira atento y deseoso el escaparate. Un pequeño brillo fecunda en su alma la revancha. Sólo se trata de extender la mano. Al huir, un destello salta de su bolsa hacia la alcantarilla próxima. Rueda el brillo y se pierde. Alguien extiende la mano, apunta y da en su cabeza. La indigencia que el pobre hereda a sus hijos buscará sosiego en el pan de la caridad; de igual forma, sólo se trata de extender la mano.
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